la bolsa

domingo, 13 de mayo de 2012

La bolsa china: más que una fiesta, una encerrona

La bolsa china: más que una fiesta, una encerrona
Las bolsas chinas son como el Hotel California.
Acceder es cada vez más fácil, pero lo difícil sigue siendo salir.
Durante la reunión Estratégica y Económica con EEUU que tuvo lugar la semana pasada,
China se comprometió a permitir que las empresas extranjeras tengan una participación del 49% en los valores de empresas conjuntas frente al 33% que se permitía hasta ahora.

Pekín también tiene intención de aumentar la cuota para los inversores extranjeros que operan en los mercados de China continental de 30.000 millones de dólares hasta 80.000 millones de dólares;
además, hay informes en los que se indica que también se permitiría participar a los hedge funds.
Esos cambios deberían tener una buena acogida.
China, un rayo de luz en una economía global con unas perspectivas nada halagüeñas, tiene todavía una escasa presencia en las carteras de los inversores.
Zhang Howhow, responsable de investigaciones de la consultora Z-Ben Advisors, asegura que las acciones de China representan sólo el 3% de las carteras de las gestoras de activos internacionales frente a la cuota del 10% de China en la economía mundial.

Las bolsas chinas, sin embargo, no están hechas para los pusilánimes.
A través de las empresas chinas que cotizan en el extranjero se ha sabido que prácticas tan deplorables como la intimidación a los auditores o la falsificación de los historiales bancarios son bastante más comunes de lo que pudiera parecer.
No hay ningún motivo para pensar que este tipo de costumbres son menos frecuentes en las compañías chinas que cotizan en su propio país.

La posibilidad de que los inversores de ejercer influencia en las compañías cotizadas también es limitada. La participación mayoritaria en muchas de las mayores empresas estatales sigue estando en manos del Gobierno y no cotiza.
En EEUU, Third Point LLC puede presionar a Yahoo para que introduzca cambios en la dirección y en la estrategia.
En China, en cambio, no existe esa alternativa.

Lo peor para muchos inversores extranjeros, sin embargo, es el periodo de bloqueo a las inversiones que impide que las empresas entren o salgan del mercado con la facilidad que les gustaría.
La repatriación de fondos de inversión tiene que pasar por el regulador cambiario chino, un proceso que además suele tardar varios meses desde la inversión inicial.
Es probable que a los inversores extranjeros les entusiasme la idea de recibir una nueva invitación a la fiesta de la bolsa china, pero el hecho de que se puedan quedar atrapados les quita las ganas de acudir.