El Congreso valida el ajuste con la prima de riesgo en máximos
Montoro defiende los recortes y la mayor presión fiscal como la única salida para llenar las arcas del Estado, que ahora están vacías
El alarmismo del Ejecutivo español endurece el castigo a la deuda.
El ejecutivo de Mariano Rajoy parece haber tirado la toalla. O, al menos, eso es lo que se desprende del dibujo descarnado que el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, hizo ayer de la situación económica española: "No hay dinero en las arcas públicas, no hay para pagar servicios ", aseguraba durante el debate previo a la aprobación del duro real decreto de recortes con el que se prevé ahorrar 65.000 millones los próximos dos años.
Si el día anterior eran las nóminas de los empleados públicos las que peligraban, ahora no hay caja para nada que no sea pagar la deuda.
La alternativa que plantea es, pues, una parálisis total: "Tenemos que renunciar a lo que no se puede financiar".
Pero, a pesar apelar al espíritu de sacrificio de los ciudadanos como la única salida factible, las perspectivas que presentaba no eran nada alentadoras: "En ningún momento he dicho que la subida del IVA suponga que crecerá la economía y el empleo ".
Es evidente que no se atrevió a hacer esta reflexión, porque de su intervención se desprendía todo lo contrario; con sueldos más bajos, el IVA por las nubes y los servicios sociales bajo mínimos, la recuperación encaró está bastante lejos.
Admitiendo de manera cruda que la UE les "obliga" a hacerlo a consecuencia del rescate de los bancos, Montoro presentó un panorama tan aterrador que, a medida que avanzaba el debate, la prima de riesgo se disparaba hasta los 580 puntos básicos, una cifra cercana al récord de 589 puntos registrado el 18 de junio.
El alarmismo del Ejecutivo español ha enervado los mercados, hasta el punto que el duro paquete de medidas-validadas con los únicos votos del PP-no ha servido para calmar los mercados, sino que los está enervante más. La última prueba de ello es que la subasta del Tesoro de ayer fue un fracaso.
Montoro vivir solo el combate con la oposición, que adujo que el decreto traerá más recesión, más paro y más pobreza. Pero la soledad del ministro no era sólo política. El presidente español optó por no aparecer por el Congreso durante el debate del ajuste. Se presentó justo a la hora de votar afirmando que afronta la compleja situación con "tranquilidad".
Pendiente de la crispación en la calle, el PSOE elevó el tono contra el gobierno alertando que el siguiente paso de Rajoy serán las pensiones. Mientras tanto, IU, ICV, ERC, Amaiur, BNG y Compromiso abandonaron la cámara en el momento de la votación del decreto mientras hacían un llamamiento a la ciudadanía a rebelarse.
